La Magia del Capitalismo: El Caso Pato Donald de Disney

La Magia del Capitalismo: El Caso Pato Donald de Disney 

Cómo las historias infantiles se convierten en vehículos de ideología económica y política


 

     Ariel Dorfman y Armand Mattelart, en su libro "Para leer al Pato Donald", realizan un estudio sobre los cómics de Disney, sobre todo los que aparece el personaje del Pato Donald, durante el gobierno de Salvador Allende en Chile, conteniendo mucho contexto político y social marcado por el socialismo democrático y la lucha contra el imperialismo, ofreciendo una crítica profunda a la cultura popular mediante el análisis de historietas cómicas de personajes icónicos como el Pato Donald, el Tío Rico y Mickey Mouse, narrativas que han sido utilizadas como herramientas ideológicas para transmitir valores que refuerzan estructuras de poder capitalistas, imperialistas y colonialistas, naturalizando la desigualdad y la explotación mientras promueven el individualismo, consumismo y la sumisión, mediante personajes como el Pato Donald y el Tío Rico, los cuales dejan de ser simples formas de entretenimiento infantil para ser mensajeros de ideologías que buscan consolidar el orden establecido y perpetuar la opresión, recalcando que estos comics son dirigidos principalmente a un público infantil.

      Esta obra es fundamental para entender el impacto de los medios de comunicación en la construcción de ideologías, especialmente en contextos de dominación cultural y política basados en el imperialismo cultural de los Estados Unidos y su impacto en los países en desarrollo, especialmente en América Latina. Además de evidenciar como estas estructuras ideológicas se ocultan tras los medios de comunicación masivos sirviendo como vehículos de esta ideología. El libro critica la forma en que los medios de comunicación, especialmente los dirigidos a los niños, permite que compañías como Disney transmitan una visión del mundo en la que las desigualdades son aceptadas como parte del orden natural, mediante personajes aparentemente inocentes como la figura del Pato Donald, mientras que las soluciones a los problemas sociales se presentan como el resultado de esfuerzos individuales.




     En la obra Para leer al Pato Donald, Ariel Dorfman y Armand Mattelart realizan una crítica incisiva al papel que juegan los cómics de Disney en la transmisión de ideologías dominantes en la sociedad global, en Chile durante el gobierno de Salvador Allende en los años 70, época donde el país experimentó una revolución social basada en la construcción de un sistema socialista democrático. Este enfoque estaba alineado con los ideales marxistas y se contrapuso directamente a las estructuras capitalistas dominantes a nivel global. El gobierno de Allende, apoyado por la Unidad Popular, buscaba transformar la sociedad chilena a través de reformas agrarias, la nacionalización de recursos naturales y la creación de una economía más equitativa. Sin embargo, en este mismo período, Chile y otros países de América Latina se veían rodeados por el imperialismo estadounidense, que no sólo dominaba políticamente, sino también culturalmente a través de los medios de comunicación, como la televisión, el cine y los cómics influenciando culturalmente desde Estados Unidos sobre los países de América Latina, utilizando el caso de los cómics de Disney como un ejemplo de cómo las ideologías capitalistas se imponen a través de medios que, superficialmente, parecen inofensivos.

     A través de un análisis de las historietas de comics de Disney, los autores determinaron que estas aparentemente inocentes historias de entretenimiento funcionan como herramientas de colonización ideológica presentadas para un público infantil mediante el personaje del Pato Donald, un pato que lucha por alcanzar el éxito, pero siempre dentro de un sistema que premia la competencia individual y la acumulación de riqueza, lo cual ejemplifica cómo los medios de comunicación masivos pueden influir en las percepciones y comportamientos de los jóvenes al reforzar la noción de que el éxito personal es el resultado de esfuerzos individuales y no de una lucha colectiva contra las estructuras de poder perpetuando la ideología del capitalismo y la sumisión de las masas a un sistema económico que favorece a las clases dominantes en estos cómics.

     Por otro lado, la figura del Tío Rico McPato, el pato más rico de su mundo, simboliza la riqueza como un objetivo legítimo y deseable, y su vida está marcada por la acumulación de bienes materiales y el éxito personal, representando el capitalismo puro. Ignora las desigualdades inherentes al sistema capitalista, donde la riqueza de algunos proviene de la explotación de los más desfavorecidos. La historia del Tío Rico, lejos de ser una crítica a las estructuras económicas que permiten tales desigualdades, las naturaliza y las presenta como parte del orden natural de las cosas. En estas historietas cómicas podemos observar la ideología capitalista en la cual acumulación de riqueza como un valor central y un símbolo del éxito, promoviendo el consumismo como un valor esencial para los niños.

     Los personajes anteriormente nombrados constantemente buscan de objetos, riquezas y logros materiales en sus comics, lo que establece la base para una cultura del consumo en la que las personas son definidas por lo que tienen y no por lo que son. Creando un enfoque que despoja a los individuos de su capacidad para cuestionar las estructuras de poder que sustentan el capitalismo. En lugar de promover la reflexión crítica sobre las desigualdades y la injusticia social, los cómics de Disney presentan un mundo en el que las desigualdades son inevitables y, en última instancia, no deben ser cuestionadas.

     Según la vista de los autores, estos cómics son una forma de "colonización cultural", un proceso en el que los valores y normas de las potencias dominantes como Estados Unidos, son impuestas a los países en desarrollo a través de medios de comunicación globalizados. Un ejemplo de ello es la Guerra Fría donde Estados Unidos utilizó la cultura de masas como una herramienta para difundir su ideología capitalista en todo el mundo, especialmente en América Latina, donde el apoyo a movimientos sociales y políticos de izquierda estaba en auge. Estos comics realizan la misma función, una manifestación de este imperialismo cultural. A través de ellos, se busca moldear las mentes de los niños, quienes son los receptores más vulnerables de estas ideologías, pero en lugar de cuestionar las estructuras de poder, los niños son enseñados a aceptarlas como parte del orden natural de las cosas.

     Estos cómics por su parte también presentan representan el colonialismo de manera sutil pero efectiva con un enfoque extremadamente estereotipado de las culturas no occidentales. En muchas historias, los personajes viajan a tierras exóticas, donde se encuentran con pueblos que son representados como atrasados, primitivos o incluso salvajes, los cuales son seres que necesitan la intervención de un héroe occidental, generalmente el Pato Donald o el Tío Rico, para ser rescatados de su supuesto atraso. Con ello reforzando las jerarquías de poder global y la perpetúa visión del mundo de los colonizadores, donde los países del Tercer Mundo o países en vías de desarrollo son vistos como lugares a ser explotados y transformados por la superioridad de la cultura occidental.

     Disney y los comics sobre el Pato Donald, en conjunto a productos culturales masivos, son una herramienta para la reproducción de la hegemonía cultural estadounidense. A través de su aparente inocencia y entretenimiento, estos cómics transmiten ideologías que favorecen al capitalismo, al imperialismo y al colonialismo, mientras invisibilizan las luchas sociales y las desigualdades estructurales.

     Para leer al Pato Donald ofrece un análisis crítico sobre cómo los cómics de Disney, que parecen ser una simple vía de entretenimiento, son vehículos de ideologías capitalistas y colonizadoras. A través del Pato Donald y el Tío Rico McPato, los autores demuestran cómo estos relatos no solo promueven la competencia individual y la acumulación de riqueza, sino que también naturalizan las desigualdades sociales. Además de reforzar la idea de que el éxito personal es el resultado del esfuerzo individual, sin considerar las estructuras de poder que perpetúan la opresión y la explotación.

      Esta obra revela como en el contexto de la Guerra Fría y la creciente influencia de Estados Unidos en América Latina estos cómics actuaban como herramientas para la difusión de la ideología capitalista estadounidense. A través de representaciones distorsionadas y estereotipadas de las culturas no occidentales, se promueve la idea de que los países del Tercer Mundo o Países en vías de desarrollo son inferiores y necesitan la intervención de un héroe occidental, como el Tío Rico o el Pato Donald, para "progresar". Este tipo de narrativa refuerza la visión jerárquica del mundo, donde las potencias dominantes siguen dictando el curso de los eventos globales.

     Los autores argumentan que estos cómics representan una forma de colonización cultural, ya que, más allá de ser un simple entretenimiento, son utilizados para moldear las mentes de los más jóvenes, quienes son los receptores más vulnerables a este tipo de ideologías. En lugar de fomentar una reflexión crítica sobre las desigualdades y las injusticias sociales, los cómics presentan un mundo donde las estructuras de poder no son cuestionadas y la desigualdad se ve como parte del orden natural de las cosas.

     Esta obra permite reflexionar al lector sobre presentar una actitud más crítica frente a los medios de comunicación masivos, que, bajo la apariencia de entretenimiento inocente, tienen un impacto significativo en la formación de ideologías y en la consolidación de los sistemas de poder que mantienen las desigualdades globales. Estas historias cómicas, al igual que otros productos culturales, se convierten en una herramienta para la reproducción de las hegemonías culturales y políticas, reforzando, de forma sutil, las estructuras de poder que benefician a las élites y mantienen a las clases más desfavorecidas en su lugar.



Bibliografía:

Dorfman, A., & Mattelart, A. (1972). Para Leer al Pato Donald. Argentina: Siglo Veintiuno Editores.

 


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